Con un suave canto desnuda tu espalda, rompiendo con lo natural que lleno de ataduras se esta; sonríele a tu amargura, para que se haga tu amiga y después jugando se aprecien; hazle la venia a la muerte, por que a los mortales conquista, mostrándose ausente debajo de tu zapato; saluda al desprecio y llévalo siempre contigo, para que mofe a todo aquel que de ti se burle; besa al miedo, para que se encuentre frente al espejo; acuéstate con la lujuria, para que seas feliz y complaciente.
Y así, cantando junto al alba amanecerá mi soledad, intacta como cuando la creé.
sábado, 6 de septiembre de 2008
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